El 8 de octubre de 1976, EL PAÍS publicó un reportaje insólito: el padre de una joven de 15 años asesinada en Oakland (California) ordenó hibernar —esto es, someter a procesos de crigenización— el cuerpo de su hija. El texto explica el trasfondo científico popular de la época (hipotermia terapéutica, criobiología, nitrógeno líquido a –196 °C) y detalla costes, protocolos y referentes (Ettinger, Bedford), proyectando la criogenización como una frontera tecnológica entre la vida y la muerte. La pieza combina la crónica del crimen con un ensayo divulgativo sobre posibilidades biomédicas y precios de “suspensión” y mantenimiento, y concluye con una mirada casi filosófica: “la muerte no es una fatalidad, sino una enfermedad hoy incurable” que quizá mañana tenga remedio.
Bajo la lente criminológica, la noticia mezcla tres capas:
- El hecho victimal: homicidio de menor en contexto urbano y comercial (atraco/robo violento).
- La respuesta familiar: la criogenización como ritual de duelo y como estrategia simbólica contra la violencia (el padre lo presenta como un “no” al asesinato).
- La esfera público-científica: un debate social sobre límites legales y éticos (autopsias, cadena de custodia, autoridad del forense) y sobre la representación mediática de la muerte.
En Estados Unidos no existió un único “relato nacional”, pero sí dos registros claros en fuentes estadounidenses de la época y posteriores.
Por un lado encontramos publicaciones y archivos de organizaciones estadounidenses que documentaron el caso identificando a la víctima como Patricia “Luna” Wilson, de 15 años, y describieron que, por daños derivados del homicidio y la espera forense, solo el cerebro pudo ser preservado por la entonces Bay Area Cryonics Society (hoy American Cryonics Society). Este relato subraya la dimensión militante de la criogenización, reproduce la declaración del padre (“decir NO a la muerte y a la violencia”) y presenta el caso como precedente: la primera víctima de asesinato sometida a preservación criogénica.
Por otro lado, encontramos lo que podemos llamar prensa generalista. La cobertura en diarios y revistas estadounidenses tendió a enmarcar la criogenización dentro de historias más amplias: del pionero Bedford (1967) a fallos y controversias (Chatsworth, 1976; caso Dora Kent, 1987-90), insistiendo en dudas científicas, choques con autoridades forenses y fragilidad institucional de estas prácticas. Así, piezas del Los Angeles Times y otros medios sitúan la crigenización entre el futurismo biomédico y la controversia legal/ética, lo que contrasta con el enfoque más “didáctico entusiasta” del reportaje español de 1976.
Diferencias de enfoque (España vs. EE. UU.)
- Tono y propósito:
- EL PAÍS (1976): adopta un tono pedagógico y de asombro científico, usando el crimen como puerta de entrada a explicar técnicas, historia y costes de la criogenización a un público hispanohablante poco expuesto al tema entonces.
- Fuentes USA: oscilan entre el activismo tecnocultural (revistas/boletines de criogenización que convierten el caso en emblema) y el escepticismo periodístico (reportajes que subrayan litigios, fiascos y objeciones médicas).
- Centralidad del crimen:
- En EL PAÍS, el homicidio es disparador narrativo para hablar de ciencia; apenas hay criminología procesal (autor, investigación, tipificación).
- En relatos estadounidenses, el caso se absorbe en la agenda de criogenización (precedentes, doctrina interna) o en macro-historias de conflictos médico-legales; el crimen individual pierde foco frente a la disputa pericial (autopsias, plazos post mortem) y la viabilidad técnica.
- Marco normativo-forense:
- España (lectura 1976): énfasis en posibilidades biomédicas, con un pie de página implícito sobre la autoridad del forense y la conservación.
- EE. UU.: más atención a colisiones con forenses/fiscalías y a la autonomía post mortem frente a diligencias obligatorias en homicidios (cuerpo como evidencia), una tensión crucial cuando la familia solicita intervención criogénica.
A día de hoy todavía podemos extraer aprendizajes como que toda muerte violenta activa potestades públicas (forense, fiscalía), que la criónica introduce intereses contrapuestos (preservar tejidos vs. examen lesivo), con impacto probatorio y bioético, o que la criogenización comunica rechazo al homicidio y fe en la ciencia, pero también reconfigura el cuerpo-evidencia.
Podéis encontrar la noticia en el siguiente enlace:
- Noticia original en España (08/10/1976): EL PAÍS, “Hibernado en California el cadáver de una niña asesinada”. El País
Fuente de la imagen: HVAC&R