Participar en las II Jornadas de Networking de Conescrim fue una experiencia profundamente enriquecedora y motivadora. Al adentrarme en un ambiente tan dinámico y lleno de energía, pude constatar de primera mano el gran valor que tiene la labor de esta asociación, que día a día impulsa el intercambio de ideas, el aprendizaje colectivo y el compromiso con la excelencia en el ámbito de la criminología.
Tuve el honor de presentar mi libro, en el que abordo la influencia de la familia en el desarrollo de la conducta criminal, y de compartir mi visión sobre la importancia de la colegiación en criminología, desde mi papel como vocal de formación en el Colegio Profesional de la Criminología de la Comunidad de Madrid. Sin embargo, lo que realmente destacó durante estas jornadas fue la calidad y el entusiasmo de los demás ponentes y, sobre todo, de cada uno de los asistentes.
Cada intervención se convirtió en una ventana abierta hacia nuevas perspectivas y enfoques innovadores. Los relatos, debates y propuestas de mis colegas evidenciaron que el compromiso con la criminología va mucho más allá de la teoría: se trata de una pasión compartida por construir una sociedad más justa y segura. Escuchar sus experiencias y conocimientos me llenó de inspiración y reforzó mi convicción de que, unidos, podemos transformar desafíos en oportunidades.
Además, el ambiente de camaradería y la disposición a colaborar que se respiraba en cada rincón del encuentro resaltaron la importancia de trabajar en red. Estas jornadas no solo fomentaron el diálogo entre profesionales, sino que también sirvieron como motor para el crecimiento personal y profesional de todos los participantes. La interacción con colegas tan comprometidos me recordó que el verdadero valor de estos eventos reside en la fuerza colectiva, en la suma de experiencias y en el deseo común de avanzar hacia un futuro mejor.
Me llevo la satisfacción de haber compartido un espacio de aprendizaje y de haber contribuido, aunque modestamente, a un debate tan enriquecedor. Pero, sobre todo, me llevo la inspiración que emana de cada uno de los ponentes y asistentes, quienes con su pasión y dedicación hacen que estas jornadas sean un faro de esperanza y progreso en el mundo de la criminología.
No puedo por menos que recomendar a todo el estudiantado de criminología en España que se asocie a CONESCRIM. Las ventajas, el apoyo, la guía y el cariño que van a recibir de profesionales consolidados, comprometidos y extraordinariamente válidos es inconmensurable.
Compañeros/as de CONESCRIM: ¡¡Enhorabuena y gracias por vuestra maravillosa labor!!