La criminología, como muchas otras disciplinas académicas, ha sido tradicionalmente dominada por hombres. Sin embargo, numerosas mujeres han realizado importantes contribuciones a la teoría y la práctica criminológica, influyendo en la comprensión del delito, la criminalidad femenina, la victimización y la justicia penal. A pesar de su impacto, muchas de estas figuras han sido menos visibilizadas en comparación con sus colegas masculinos. Desde pioneras que abrieron el camino en el siglo XX hasta investigadoras contemporáneas, las mujeres han enriquecido esta disciplina con nuevas perspectivas y enfoques innovadores.
Uno de los nombres más influyentes en la criminología feminista es Frances Heidensohn, quien en su obra Women and Crime (1985) analizó la escasa representación de las mujeres en los estudios criminológicos y la manera en que la criminalidad femenina ha sido ignorada o malinterpretada. Sus investigaciones sentaron las bases de la criminología de género, destacando la necesidad de un enfoque diferenciado para comprender el delito y el sistema de justicia penal. Siguiendo esta línea, Carol Smart es otra figura clave en la criminología feminista, autora de Women, Crime and Criminology (1976), un libro en el que cuestionó las explicaciones tradicionales del delito desde una perspectiva crítica y feminista.
Otro referente internacional es Kathleen Daly, destacada por sus estudios sobre justicia restaurativa y la forma en que las mujeres y otros grupos marginados experimentan el sistema penal. Su trabajo ha sido esencial para entender las diferencias en la criminalidad por género y para promover reformas que consideren estas desigualdades. Igualmente relevante es Meda Chesney-Lind, quien ha investigado la delincuencia juvenil femenina y cómo el sistema de justicia trata de manera desigual a las jóvenes infractoras. Sus estudios han demostrado cómo las adolescentes en conflicto con la ley suelen ser criminalizadas por razones que están más relacionadas con el control social patriarcal que con su peligrosidad real.
En el ámbito de la criminología empírica y la política criminal, Joan Petersilia ha sido una de las investigadoras más influyentes en la reinserción social de los delincuentes y el impacto de las políticas penitenciarias en la reincidencia. Su trabajo ha influido en la reforma del sistema de justicia penal en varios países, contribuyendo a la adopción de programas basados en evidencia para la rehabilitación de los reclusos. Por su parte, Dorothy L. Taylor fue una de las primeras criminólogas en estudiar la relación entre raza y sistema de justicia penal en Estados Unidos, señalando cómo la discriminación estructural afecta las tasas de encarcelamiento y las oportunidades de reinserción de las minorías.
En el ámbito hispanohablante, destaca María de los Ángeles Petit Martín, una de las criminólogas españolas más relevantes, especializada en derecho penal y victimología. Su trabajo ha sido fundamental en el estudio de la criminalidad femenina y la respuesta del sistema de justicia ante las mujeres infractoras. En América Latina, Gisela Zaremberg ha abordado la relación entre género, poder y violencia, aportando conocimientos valiosos para la formulación de políticas públicas dirigidas a combatir la violencia de género y mejorar la seguridad ciudadana.
También es imprescindible mencionar a Adriana Boria, criminóloga argentina cuyo trabajo se ha centrado en la violencia institucional y la criminalización de la pobreza en América Latina. Su investigación ha denunciado las prácticas abusivas en el sistema de justicia y la manera en que ciertos grupos sociales son sistemáticamente perseguidos y castigados de manera desproporcionada. Por otro lado, en España, Elena Larrauri ha sido una de las principales investigadoras en criminología crítica, especializada en el estudio del castigo y la justicia penal, con un enfoque en la reinserción y la justicia restaurativa.
Además de las académicas, hay mujeres que han influido en la criminología desde su trabajo en el ámbito policial y forense. Patricia Mayhew, criminóloga británica, ha sido clave en el desarrollo de encuestas de victimización que han permitido comprender mejor la magnitud y las características del delito en distintos contextos. Su trabajo en la Encuesta Británica de Victimización ha sido un modelo para investigaciones similares en otros países. En el ámbito forense, Katherine Ramsland ha realizado estudios sobre la psicología de los asesinos en serie, aportando conocimientos clave para la perfilación criminal.
A pesar de sus importantes contribuciones, las mujeres en criminología aún enfrentan desafíos en términos de reconocimiento y acceso a posiciones de liderazgo dentro de la academia y las instituciones de justicia. No obstante, su trabajo sigue siendo fundamental para la evolución de la disciplina, aportando enfoques más inclusivos y equitativos que permiten comprender mejor la complejidad del crimen y la justicia. La criminología del siglo XXI no puede entenderse sin las aportaciones de estas mujeres, cuya labor ha ayudado a transformar el campo y a generar cambios significativos en la forma en que se aborda el delito y la prevención.
Fuente de la imagen: Cuídate Plus.