América Latina enfrenta una crisis silenciada: los feminicidios reales superan con creces las cifras oficiales. En 2024, al menos 4.855 mujeres fueron asesinadas por razón de género en la región, lo que equivale a 13 feminicidios diarios, según el Mapa Latinoamericano de Feminicidios. Este informe, desarrollado por la ONG MundoSur en colaboración con organizaciones de 17 países, evidencia un aumento del 4,87 % respecto al año anterior, una cifra que el Estado raramente reconoce de forma explícita.
La alarmante métrica revela profundas fallas institucionales. Guatemala, Puerto Rico y Honduras presentan las tasas más elevadas de feminicidio, mientras que el 49 % de los crímenes fue perpetrado por la pareja o expareja de la víctima y más de la mitad de los asesinatos ocurrieron en el ámbito doméstico, situación que deja en evidencia la urgencia de mecanismos de prevención eficaces tanto en el hogar como en el sistema judicial. Además, la mayoría de las víctimas rondaba los 34 años de edad y el 57 % eran madres, lo que deja a más de 2.200 menores en situación de orfandad, un sufrimiento que la estadística oficial no suele dimensionar.
Pese a la gravedad del problema, muchos Estados carecen de datos públicos confiables. La ausencia de México en el mapa resulta especialmente llamativa, ya que este país concentra una de las mayores tasas de violencia de género en la región; dicha omisión responde a la falta de estadísticas oficiales desagregadas, lo cual impide a las organizaciones y a la ciudadanía visibilizar la magnitud real de la violencia contra las mujeres. El estudio también detecta que un 10 % de los agresores contaba con denuncias previas, lo que subraya fallos sistemáticos en los procesos de prevención y seguimiento de casos de violencia de género.
Ante este panorama de silencios institucionales, MundoSur ha diseñado NAWI (Núcleo de Análisis de Violencias), una herramienta basada en inteligencia artificial que recoge y analiza datos sobre feminicidios con un enfoque feminista e interseccional. NAWI consolida información de medios de comunicación, reportes activistas y fuentes oficiales —cuando están disponibles— para generar mapas georreferenciados, líneas de tiempo y perfiles de victimarios, lo que facilita el trabajo de activistas, periodistas e investigadores al ofrecer un panorama más certero y actualizado de la violencia letal contra las mujeres.
Eugenia D’Angelo, directora del proyecto que lidera MundoSur, resume el espíritu de la iniciativa: “Allí donde el Estado calla, ellas narran, documentan y resisten”. Con esta premisa, NAWI no solo constituye un repositorio de datos, sino una plataforma de resistencia simbólica y política que pretende catalizar políticas públicas informadas y, a mediano plazo, cambiar la narrativa oficial sobre la violencia de género. Su diseño colaborativo involucra periodistas comunitarios, defensoras de derechos humanos y analistas de datos que validan y enriquecen la matriz de información.
La herramienta se estructura en tres módulos principales: recopilación automatizada de noticias y boletines policiales, verificación semiautomatizada de datos mediante cruces entre diferentes fuentes y visualización interactiva de resultados. Gracias a algoritmos de aprendizaje supervisado, NAWI clasifica casos según tipología de agresor, contexto sociocultural y patrón geográfico. De esta forma, es posible identificar “puntos calientes” donde los feminicidios registran un incremento sostenido y analizar variables como el nivel de impunidad o la respuesta institucional.
Sin embargo, los retos persisten. Muchos países latinoamericanos no publican con regularidad estadísticas oficiales de feminicidios, o bien las cifras que difunden no incluyen desagregados básicos (edad, relación victimario-víctima o contexto del crimen). Esto dificulta la calibración de los algoritmos y obliga a los equipos de NAWI a recurrir a fuentes alternativas, como archivos judiciales, notas policíacas y redes de activistas locales que llevan sus propios registros. La falta de interoperabilidad entre dependencias estatales, la escasa transparencia y la ausencia de protocolos armonizados de reporte agravan la subestimación de las estadísticas oficiales.
Además de documentar casos, NAWI busca incidir en las políticas de género. La plataforma emite informes periódicos que son enviados a organismos internacionales y a relatorías sobre derechos humanos con el objetivo de presionar a los Estados para que acepten la corresponsabilidad en la recolección de datos. Asimismo, se invita a las fiscalías y a las fiscalías especializadas en delitos de género a colaborar directamente en la validación de la información, de modo que NAWI no funcione como un sustituto de las estadísticas oficiales, sino como un complemento crítico que impulse la rendición de cuentas.
En síntesis, NAWI representa un avance significativo en la lucha contra la invisibilización de los feminicidios. Al unir tecnología, activismo y periodismo, establece un modelo replicable en otras regiones con problemas similares. Aunque aún enfrenta obstáculos para consolidarse como referente único de datos, ya ha comenzado a movilizar redes de colaboración transnacional que comparten estrategias de monitoreo y denuncia. En una región donde, como advierte D’Angelo, “las mujeres asesinadas continúan siendo números en informes oficiales”, la herramienta de MundoSur aporta una voz colectiva que transforma cada cifra en un nombre, una historia y una exigencia de justicia.
Puedes acceder a la noticia completa pinchando aquí.
Más información en la web de MundoSur. (Fuente de la imagen)