El 24 de febrero de 2025, comenzó en Francia el juicio contra Joël Le Scouarnec, un cirujano de 74 años acusado de abusar sexualmente de hasta 300 menores a lo largo de 25 años. Este caso, uno de los más escalofriantes de la historia reciente de la criminología en Francia, revela el abuso sistemático y prolongado de un profesional de la salud, que se aprovechó de su posición de confianza para perpetrar sus crímenes.
Le Scouarnec, quien trabajó durante varias décadas como cirujano en diversas instituciones médicas, utilizó su rol para manipular y agredir a pacientes menores de edad, muchos de los cuales estaban bajo anestesia o sedación durante los procedimientos médicos. Se le acusa de violación, agresión sexual y otros abusos graves, cometidos tanto en el ámbito privado como en el hospitalario. Las víctimas, que en su mayoría tenían menos de 15 años, quedaron expuestas a las agresiones sin poder resistirse debido al estado de sedación o anestesia.
El caso se destapó en 2017, cuando una niña de seis años denunció ser víctima de abusos por parte de Le Scouarnec, lo que llevó a una investigación que desveló una extensa red de crímenes. Durante los registros en su domicilio, se encontraron miles de imágenes y videos pornográficos, así como cuadernos donde el cirujano había documentado detalladamente los abusos cometidos. Además, las autoridades descubrieron que el agresor había estado involucrado en la creación y distribución de material de abuso infantil.
La magnitud de los crímenes es alarmante, tanto por el número de víctimas como por la duración de los abusos. Se estima que Le Scouarnec comenzó a abusar de menores en la década de 1980 y continuó durante más de dos décadas, incluso después de haber sido condenado en 2005 por posesión de material pedopornográfico. Este hecho genera interrogantes sobre las deficiencias en los sistemas de supervisión médica y judicial, ya que Le Scouarnec siguió trabajando como cirujano hasta 2017, a pesar de las alertas previas.
Este caso pone de relieve la necesidad urgente de revisar los protocolos de control y monitoreo en los entornos médicos, especialmente en lo que respecta a la prevención de abusos sexuales y el manejo de denuncias. La criminología, en su análisis de la figura del agresor, subraya la manipulación psicológica y el abuso de poder como elementos clave en el comportamiento de este tipo de criminales. La figura del profesional de la salud como agresor plantea un desafío particular, dado que se trata de una persona que ostenta una posición de confianza y autoridad.
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